domingo, 14 de marzo de 2010

La talla de las palabras

Así como un carpintero debe conocer los distintos tipos de madera, las herramientas y la técnica para hacer una mesa, un redactor publicitario debe conocer la gramática del español para que, a través de sus reglas y principios, pueda escribir argumentos de venta en base a una idea. Porque primero está la idea y después las palabras. Un carpintero talachero hará una mesa cualquiera; pero un artista de la talla en madera, pondrá todo su espíritu en hacer una mesa, además de útil, bella. Esta es la diferencia entre maestro y "maistro". Lo mismo debería pasar con los textos publicitarios.

He aquí un magistral poema de nuestro Premio Nobel Octavio Paz:

Las Palabras
Dales la vuelta,
cógelas del rabo (chillen, putas),
azótalas,
dales azúcar en la boca a las rejegas,
ínflalas, globos, pínchalas,
sórbeles sangre y tuétanos,
sécalas,
cápalas,
písalas, gallo galante,
tuérceles el gaznate, cocinero,
desplúmalas,
destrípalas, toro,
buey, arrástralas,
hazlas, poeta,
haz que se traguen todas sus palabras.


Andrés Bello, en su Gramática de la Lengua Castellana, nos da las siguientes nociones preliminares:
- La GRAMÁTICA de una lengua es el arte de hablar correctamente, esto es, conforme al buen uso, que es el de la gente educada.
- Se llama lengua castellana (y con menos propiedad española) la que se habla en Castilla y que con las armas y las leyes de los castellanos pasó a la América, y es hoy el idioma común de los Estados hispanoamericanos.
- Siendo la lengua el medio de que se valen los hombres para comunicarse unos a otros cuanto saben, piensan y sienten, no puede menos de ser grande la utilidad de la Gramática, ya para hablar de manera que se comprenda bien lo que decimos (sea de viva voz o por escrito), ya para fijar con exactitud el sentido de lo que otros han dicho.
- Toda lengua consta de palabras diversas, llamadas también dicciones, vocablos, voces. Cada palabra es un signo que representa por sí solo alguna idea o pensamiento, y que construyéndose, esto es, combinándose, ya con unos, ya con otros signos de la misma especie, contribuye a expresar diferentes conceptos, y a manifestar así lo que pasa en el alma del que habla.

Estas nociones cobran enorme importancia para la calidad de los textos publicitarios, ahora que vivimos en una sociedad cuya cultura está en los medios.