sábado, 6 de febrero de 2010

Adiós Enrique Gibert


Cuando trabajé con Enrique Gibert en 1999, surgió la idea de crear un área digital para que la agencia (Gibert DDB) diera este servicio a sus clientes; para echar a andar el proyecto me mandó a varios cursos de multimedia e Internet. Mientras yo tomaba los cursos, Enrique tuvo que someterse a la segunda operación de la rodilla, ausentándose físicamente de la agencia por períodos prolongados de tiempo. En ese lapso hice algunas cosas para Compaq y alguien me ofreció montar un negocio de los llamados punto com. Me moría de ganas por enseñarle a Enrique mis avances y platicarle de la oferta que tenía pero él se encontraba convaleciente en su casa, entonces hice una cita para ir a visitarlo. Me recibió cariñosamente, me enseñó los clavos que le sacaron y empecé por mostrarle el proyecto de Compaq; después le platiqué que tenía un ofrecimiento para poner mi propio negocio y me dijo "tómalo porque es el futuro y estás en buena edad para arriesgar". Para no hacer el cuento largo, me dio mi liquidación sin que se la pidiera, cosa que me cayó de perlas porque yo no contaba con eso. Así de generoso era Enrique.

En otra ocasión, estábamos comiendo Enrique, Gonzalo Tassier, Raúl Cardós y yo. En la plática salió el inevitable tema del accidente de la bicicleta. Gibert decía que estaba hasta la madre de usar muletas, que su rodilla no quedaba bien, que llevaba no sé cuántas operaciones, etc. Al final de la comida se dio el siguiente diálogo entre Enrique y Gonzalo:

ENRIQUE: ¿Por qué no haces deporte?
GONZALO: Porque el deporte alarga la vida.
ENRIQUE: Alarga la vida pero acorta las piernas.

La muerte de Enrique Gibert me duele porque estoy seguro que pude haber aprendido más de él.

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