Esto nos demuestra que incluso en la publicidad que aspira a la máxima economía del lenguaje, es imprescindible la palabra.
A través de la palabra seducimos, convencemos, prometemos, demostramos, vendemos, sobre-vendemos, defendemos, atacamos, comparamos, felicitamos, perdonamos, amamos, odiamos, fingimos, mentimos, creamos y morimos. Por eso, cuando estamos seguros de cumplir con algo, "damos nuestra palabra"; los políticos son repugnantes porque hacen lo contrario de lo que dicen; las primeras palabras de un bebé son un acontecimiento familiar; la extensión del texto en un contrato es proporacional al tamaño del compromiso; el título de propiedad es una escritura; cuando una marca publica una oferta tiene que cumplirla, por eso existen los legales o "letras chiquitas"; al declararle nuestro amor a alguien lo hacemos con palabras, escritas o dichas; vamos a misa para escuchar "la palabra de Dios"; y cuando alguien está a punto de morir dice sus "últimas palabras"; incluso las tumbas hablan de la vida de los muertos, como el epitafio de Mel Blanc (la voz del conejo Bugs Bunny) que dice simplemente That´s all folks.*
*Esta pequeña reflexión es también una muestra del uso de los signos de puntuación, donde traté de poner los más usuales: el punto y seguido, el punto y aparte, la coma, el punto y coma, las comillas, los paréntesis, las itálicas y el asterisco.
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