sábado, 2 de enero de 2010

Cómo se asesora a un Presidente


La clase política está por los suelos. La percepción general es que ninguno de ellos sabe lo que está haciendo, no hay planes. Su única ambición es ganar las elecciones que vienen para detentar el poder y hacer negocios. No saben que todos sabemos que son incompetentes y que a la menor provocación se embolsan lo que pueden. En fin, es un tema por demás tratado que va más allá de los comentarios de siempre.

Hace mucho tiempo que no vemos a un político que haga uso correcto de la persuasión; que impacte por sí mismo y que todo lo que haga o diga sea contundente; que mueva masasa. Creo que el último fue López Obrador y el penúltimo Vicente Fox; éste logró llegar a la presidencia pero desaprovechó una oportunidad histórica, dejando ver muy pronto su verdadero perfil de vano, inculto y débil. López Obrador fue más perverso y maquiavélico pero también falló el penalty y ahora la percepción es de alguien que perdió el poder y la razón.

Los 11 pricipios de Goebbels
Joseph Goebbels (1897-1945) fue el ministro de propaganda del régimen nazi de Adolfo Hitler. Goebbels es el padre del marketing político, pues sentó las bases que aún hoy en día son usadas por dirigentes sociales de todo el mundo. Él le escribía sus discursos a Hitler y tenía un control total sobre todos los medios de aquella época (prensa, radio y cine). Acuñó la famosa frase "una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad". Las técnicas mediáticas diseñadas por Goebbels se basaban en los siguientes principios:

1. Principio de simplificación y del enemigo único.- Adoptar una única idea, un único símbolo e individualizar al adversario en un único enemigo.

2. Principio del método de contagio.- Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; los adversarios han de constituirse en suma individualizada.

3. Principio de la transposición.- Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo al ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan.

4. Principio de la exageración y desfiguración.- Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.

5. Principio de la vulgarización.- Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.

6. Principio de orquestación.- La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad.

7. Principio de renovación.- Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.

8. Principio de la verosimilitud.- Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los lamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.

9. Principio de la silenciación.- Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario, también contraprogramando con la ayuda de medio de comunicación afines.

10. Principio de la transfusión.- Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.

11. Principio de la unanimidad.- Llegar a convencer a mucha gente que se piensa "como todo el mundo", creando una falsa impresión de unanimidad.

No sé si en el área de comunicación de la presidencia conozcan estos principios pero las campañas que lanzan coinciden con algunos; por ejemplo tratar de convencer que lo peor de la crisis ya pasó cuando todos sabemos que lo peor está por comenzar.

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